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viernes, 27 de julio de 2012

“Laura Secord: chocolate y patriotismo unidos”

Su estatua en el Memorial a los Valientes en Ottawa

“Laura Secord: chocolate y patriotismo unidos”
Por: Taimí Antigua Lorenzo
(Fotos tomadas de Internet)


Cuando a un canadiense se le menciona “Laura Secord” enseguida piensa en la famosa marca de chocolates. Incluso, si usted le pregunta a alguno de ellos quién fue Laura Secord probablemente le responderá que fue la creadora de los bombones en Canadá. ¡Pero qué cosas tiene la vida, si esta gran mujer murió sin haber probado nunca un bombón con su nombre!
¿Pero por dónde le entra el “chocolate” a esta historia?
  

Aunque Laura Secord nació en Massachusetts el 13 de septiembre de 1775, su padre, fiel a la corona inglesa, se mudó tras la Revolución Americana con su familia al poblado de Ingersoll, cerca de Niagara Falls, en Alto Canadá (hoy Ontario).


En 1797 Laura se casó con James Secord y vivían en Queenston, Alto Canadá. Pero comenzó la llamada Guerra Anglo-Americana en 1812 y cuando el 27 de mayo de 1813 el ejército americano lanzó con éxito un ataque al otro lado del río Niágara, la familia Secord fue forzada a alojar a oficiales americanos.


En la noche del 21 de junio, Laura escuchó a unos americanos tramar el lanzamiento de un ataque sorpresivo sobre las tropas dirigidas por el Lugarteniente británico James Fitzgibbon, ubicadas en Beaver Dams. Esto podía favorecer el control de los americanos en la llamada Península del Niágara. Laura se levantó temprano a la mañana siguiente para avisarles a los ingleses.


Caminó aproximadamente 30 km por bosques peligrosos por sus animales salvajes, desde el actual Queenston a través de St. David's, Homer, Shipman's Corners (actualmente St. Catharines) y Short Hills. Subió los acantilados del Niágara para poder llegar al campo de los guerreros indios, quienes a su vez la llevaron hasta el cuartel de Fitzgibbon.

Gracias a su aviso, una pequeña fuerza británica y un contingente de guerreros Mohawks se prepararon y emboscaron a los americanos. El combate, conocido como la Batalla de Beaver Dams, ocurrió el 24 de junio de 1813 cerca de Fort George. Como resultado los británicos vencieron y tomaron prisioneros a casi todos los soldados americanos.

                                         Sello dedicado a Laura Secord

La historia se convirtió leyenda en Canadá. Una vieja versión decía que Laura se llevó una vaca como excusa para salir de su casa, en caso de que las patrullas americanas la encontraban.


En 1860, cuando Laura tenía 85 años, el Príncipe de Gales, Albert Edward (luego Eduardo VII) le envió 100 libras esterlinas como recompensa. Este fue el único reconocimiento que ella recibió en su vida. Fue enterrada junto a su esposo en el Cementerio de Drummond Hill en Niagara Falls.

Pero ¿y el chocolate? Fue idea de Frank P. O’Connor rendirle homenaje a la heroína canadiense usando su nombre para un pequeño negocio de venta de dulces y chocolates caseros que inició en 1913 en la calle Yonge de Toronto.

Sus dulces tuvieron tanto éxito que expandió su compañía por todo Ontario y Québec. En la década de 1930 abrió una oficina en Winnipeg y comenzó a extenderse por todo el país. En los años 60 la marca sufrió una serie de cambios de propietarios y actualmente pertenece a Nutriart Inc.


Monumento a Laura Secord en Queenston Heights

Cuenta con casi 125 tiendas y es el mayor productor de chocolates de Canadá. Vende además helados y otros tipos de confituras. Es un “orgullo canadiense”.


"La primera mujer negra millonaria en Estados Unidos"

(foto tomada de internet)

"Sarah Breedlove, la primera afroamericana millonaria"
Por: Taimí Antigua Lorenzo

No sé qué sentirán los lectores, pero cada vez que entro a un mall me siento abrumada con tantas mercancías, y no puedo dejar de pensar en mi pueblo cubano y sus carencias. Para la mayoría, la batalla por la subsistencia diaria en la dolida isla no termina nunca. Algo tan simple como un pomo de champú o de acondicionador de cabello ha sido, y puede ser en la Cuba de hoy, un objeto de lujo para muchas mujeres.

Hace poco leí American Black Inventors, interesante libro donde conocí a la inventora del desriz, Sarah Breedlove, la primera mujer de raza negra norteamericana que logró ser millonaria.

                                              De joven (foto tomada de internet)

Sarah Breedlove nació el 23 de diciembre de 1867 en Delta, Louisiana. Fue hija de esclavos libertos, pero quedó huérfana desde niña y su vida transcurrió entre las más inenarrables adversidades. Cansada de los maltratos de su cuñado, a los 14 años se casó, pero su esposo murió en un accidente cuando ella tenía 20 años y se quedó sola con su hija A. Lelya de dos años de edad.

Se mudó a St. Louis en busca de una mejor forma de ganarse el sustento. Asistió a escuelas públicas por las noches, mientras trabajaba de día como lavandera para costear la educación de su hija.


Fue en esa época cuando comenzó a perder el cabello debido a la pobre alimentación, enfermedades, estrés, y por los populares tratamientos para estirarse el pelo que practicaban las afro-americanas de la región.
Sarah dirigió su propia batalla contra la pérdida del cabello durante la década de 1890, y comenzó a experimentar con diferentes tratamientos y productos para el cuidado del cabello. En 1905 inventó un método de estiramiento del rebelde pelo de las afro-americanas que consistía de una pomada, cepillado y uso de peines calientes.

                              Pomada para el desriz (foto tomada de internet)

Animada por su éxito se mudó a Denver, Colorado, donde se casó con Charles J. Walker (agente de ventas de un periódico dirigido a personas de raza negra), de quien tomó el apellido con que vivió hasta el fin de su vida, a pesar de que luego se divorció de él.

En 1906 fundó Madam C.J. Walker Manufacturing Company, pero tras el divorcio se mudó a Indianápolis y allí trasladó su fábrica. Promovió su método y productos viajando por todo el país y haciendo demostraciones. Incluso, viajó a Centro América, el Caribe y Sur América.

En 1917 se compró una mansión de 22 habitaciones, Villa Lewaro, en New York, ya que su compañía para entonces era un negocio multimillonario, el mayor que poseyera en todos los Estados Unidos alguna persona de raza negra.

                                      Villa Lewaro (foto tomada de internet)

Sus vendedoras fueron mujeres pobres y negras, que vieron en este empleo una forma decorosa de ganarse la vida. Estas “Agentes de Walker” se hicieron muy conocidas a través de de toda la comunidad negra de Estados Unidos y el Caribe.

Con sus agentes de ventas(foto tomada de internet)

Ellas a su vez promovieron la filosofía de Walker de “limpias y amorosas” como lema para hacer avanzar en cuanto a status a las afro-americanas. Como innovadora, ella organizó clubes y convenciones para sus representantes, los cuales fueron reconocidos no sólo como exitosos vendedores sino también por sus esfuerzos educacionales entre los afro-americanos, para cuyas escuelas donó miles de dólares.

No obstante, fue criticada por muchos, que la acusaban de querer cambiar con su “método de estiramiento del cabello” el aspecto que Dios había dado a la mujer negra. Sufrió incontables sinsabores en una sociedad donde la mujer estaba confinada a las labores domésticas y carecía casi por completo de derechos civiles. Pero Sarah siguió adelante con su empresa.


Su estrategia de negocio y filosofía inspiró a incontables personas. Pero sobretodo, venció a una sociedad donde ser negro, pobre, mujer y con poca educación era estar condenado a llevar una vida miserable.
Murió el 25 de mayo de 1919 en New York. En el momento de su muerte su negocio estaba valorado en más de un millón de dólares. Su fortuna personal era de entre $600,000 y $700,000. Le dejó la tercera parte de su herencia a su hija, la cual se hizo muy conocida por su apoyo al llamado Renacimiento de Harlem.



                                          Su hija, A. Lelya (foto tomada de internet)






“Historia de la casita de Alexander”

                                       “Historia de la casita de Alexander”

Por: Taimí Antigua Lorenzo

Esta es la historia de un niño que tiene fuerza destructora de huracán.
Su mamá se pasó todo el lunes haciéndole una casita de madera para que metiera sus muñequitos, pasó tremendo trabajo pegando las maderitas e inventando para que la casita quedara firme.
La mamá tuvo que pensar mucho en cómo colocar las maderitas para que la casita quedara fuerte y no se cayera. El pegamento para madera era especial y todo parecía indicar que la casita había quedado como a prueba de huracanes.
Pudo haber hecho un buen diseño, pero no tenía cerca a sus amigos arquitectos Raulito Parra ni Ernesto Gomila, entonces se las tuvo que arreglar sola para inventarla.
Dejó secar bien la casita la noche del lunes y el martes al amanecer se la dio a Alexander para que la disfrutara.

8:30 a.m.: Alex le arrancó tres maderitas del balcón de un viaje. La mamá abrió los ojos.

8:45 a.m.: Ya le faltaba un balcón completo.

9:00 a.m.: La casita había perdido todo un costado y las dos columnas que aguantaban el segundo piso.

9:30 a.m.: Quedaba la mitad de la casita.

10:00 a.m.: Alexander despegó un dado de plástico que la mamá había puesto junto a otros 3 como decoración arriba de la casita. La mamá corrió a quitárselo antes de que se lo tragara.

10:15 a.m.: Quedaban las bases de la casita por un costado.

10:20 a.m.: Sólo quedaba la tabla donde la mamá había construido la casita.
Ahora tengo todas las maderitas guardadas hasta que me entren ganas de inventar otra casita. Quizá las bote porque no creo que pueda despegar las piezas que quedaron sin despegar. Pero me pregunto cómo fue posible que lo hiciera cuando a mí me costó trabajo despegar dos maderitas. Sólo se salvaron las que estaban pegadas al cartón haciendo de techo al segundo piso. Se aceptan sugerencias para la próxima.  Cualquier semejanza con las viviendas de bajo costo que inventaron en Cuba es pura coincidencia. ¡Demasiada influencia de construir con materiales de bajo costo en Cuba tras los ciclones!
 

"¿Quién dice que se acabaron las chaperonas?"



¿Quién dice que se acabaron las chaperonas?
Por:Taimí Antigua Lorenzo
Para quienes como yo pensaban que las chaperonas eran cosa del pasado les digo que NO. Recientemente encontré en sitio web de empleos una oferta de trabajo como “chaperona” en un hospital de St. Catharines, Ontario, y no pude menos que echarme a reír, aunque a la vez me sorprendí de que hubiese una ocupación de ese tipo en pleno siglo XXI. Y es que en Cuba le llamábamos chaperona a cualquier persona que "sapiara" a una parejita de novios.


Pero, desde luego que está bien empleada la palabra porque, fijándome en las responsabilidades de esta plaza de trabajo, coincidía perfectamente con el significado de la misma. Su principal función es actuar de testigo en exámenes físicos que involucren a médicos y pacientes de diferente sexo.


Desde tiempos antiguos se ha usado la palabra “chaperón o chaperona” para nombrar a la persona que acompañaba a una pareja de novios a fin de evitar que llegaran a cometer un “exceso erótico”. Por ello una chaperona resultaba alguien indeseable. Poner una chaperona a cuidar los enamorados fue una costumbre occidental que duró hasta más de la mitad del siglo XX en muchísimos países, incluida Cuba.


La chaperona era típicamente “la tercera parte” en cualquier salón de parejas jóvenes a fin de que no ocurriera ningún comportamiento inapropiado. Casi siempre una tía vieja o una madre celosa o muy cuidadosa de la “virtud” de su hija.
La palabra deriva figurativamente del francés chaperon, que significa "capucha", una especie de sombrero. A su vez, esto viene derivado del arte de la cetrería, donde a las aves de presa -como los halcones- se les ponía una capucha sobre la cabeza para evitar el deseo de salir volando.

                                           Tocado chaperón

Además, en el mundo de la biología existen las llamadas “proteínas chaperonas” que son un conjunto de proteínas presentes en todas las células, muchas de las cuales son de choque térmico, y que tienen la función de ayudar al plegamiento de otras recién formadas en la síntesis de proteínas.
Proteína chaperona
                                     
También en los últimos años la palabra ha cobrado un nuevo significado: para nombrar a aquellas personas que dirigen “tours” en determinadas áreas.
Los dejo ahora y espero que ninguno de ustedes se tenga que ir a “chaperonear” a nadie.

miércoles, 11 de julio de 2012

"Cosas de cubanos recién salidos de la Isla"

"Cosas de cubanos recién salidos de la Isla"
Por: Taimí Antigua Lorenzo 
                                                              I
Una cubana sabía que en la ciudad donde se asentaba en Canadá no había sistema de metro; sin embargo, le pregunta a su esposo:

-¿Tú no me dijiste que aquí no había metro?

- Cierto, aquí no hay metro, eso es en Toronto.

Entonces la mujer le señala un letrero al marido.

-¿No?, ¿y eso qué es?
  

  II
Una cubana, asombrada ante el excelente sistema de señalización del tránsito en Canadá, con todas las señales bien colocadas y pintadas, los postes con botones para cruzar las calles, etc., le dice asombrada al esposo:





-¡Verdad que aquí son organizados; anda un pederasta suelto y tienen un aviso en cada esquina!

lunes, 9 de julio de 2012

“El primer cubano que estuvo en el Polo Norte”

“El primer cubano que estuvo en el Polo Norte”
Por: Taimí Antigua Lorenzo

José Joaquín Castillo Duany

Hoy les traigo la historia de un santiaguero que fue el primer cubano en
poner sus pies en el Polo Norte: José Joaquín Castillo Duany. No lo hizo
porque fuera explorador, sino enrolado en la tripulación del vapor Rodgers,
uno de cuatro buques que el Senado norteamericano financió para salir en búsqueda del barco Jeannette.
                          
A su vez el Jeannette (propiedad de James Gordon Bennett, dueño del
New York Herald) había zarpado con el objetivo de rescatar a la tripulación del buque sueco Vega, que en julio de 1878 había salido para bojear el Ártico. Pero en septiembre este barco quedó atrapado por los hielos y permaneció inmóvil hasta julio de 1879, cuando los deshielos lo liberaron. Toda su tripulación pereció, según se supo más tarde. Igualmente, el Jeannette quedó a merced de los hielos y las corrientes lo arrastraron hasta la zona de congelación permanente.

Allí estuvo unos 21 meses hasta que, comprimido,
se hundió a 150 millas del delta del río Lena, al norte de la Siberia rusa.
Sin embargo, los tripulantes del Rodgers no encontraron indicio alguno del Jeannette. Tras rastrear el norte de Alaska pusieron rumbo oeste, a la Siberia. Cerca del delta del río Lena, una explosión accidental provocó el incendio de la embarcación, y sus 35 tripulantes quedaron a la deriva en el inhóspito territorio polar ruso. Entonces supieron que los hombres que intentaban rescatar habían muerto, en su mayoría congelados.

No mejor la pasarían los del Rodgers, pues casi todos murieron víctimas del frío, el hambre y el escorbuto. El cubano Castillo Duany resistió todas las adversidades y tuvo ánimo suficiente para hacer una serie de apuntes que publicaría luego en su libro “Los hábitos y la higiene de los esquimales”. Con dos compañeros, atravesó la Sibiera rusa, llegó a la península de Kamchatka, cruzó el estrecho de Behring y arribó al poblado de Sitka, en Alaska. Desde allí se trasladó a San Francisco, donde lo recibieron como a un héroe y lo colmaron de honores.


En New York, Castillo Duany se unió a la causa independentista cubana y participó en varias expediciones para llevar pertrechos a los insurrectos cubanos, todas exitosas. Viajó varias veces en el barco "Tres Amigos", acompañado de otros ilustres militares cubanos.


Finalmente se radicó en Santiago de Cuba con su esposa Matilde Simoni y sus hijos, donde ejerció su profesión y continuó en sus labores separatistas. Matilde era la hermana de Amalia, la esposa de Ignacio Agramonte.


Su vida transcurrió entre Cuba y Estados Unidos, donde hasta sufrió cárcel por sus actividades como subdelegado del Partido Revolucionario Cubano y asesor de su Departamento de Expediciones.


Una vez derrotada la corona española en la Isla, asumió la dirección del Hospital Civil de Santiago de Cuba. Enfermo y quebrantado viajó a París y allí falleció el 20 de noviembre de 1902. En su memoria, el Hospital Militar de Santiago de Cuba lleva su nombre.


Hospital Militar José Joaquín Castillo Duany en Santiago de Cuba


"Cisneros, un cubano que fue profeta en Colombia"

"Cisneros, un cubano que fue profeta en Colombia"

Por: Taimí Antigua Lorenzo





Cisneros es un municipio de Colombia localizado en el nordeste del departamento de Antioquia. Fue fundado a la par con la inauguración del servicio de trenes en esa región. Debe su nombre al ingeniero civil cubano Francisco Javier Cisneros, quien es considerado precursor de la era
ferroviaria en Colombia.
 
También se le recuerda en la ciudad de Barranquilla donde fundó el
tranvía de vapor. Allí hubo un teatro con su apellido y existe una estatua
en su memoria. En tanto en la ciudad de Medellín existe un parque que
llevó su nombre y que ahora se llama Parque de las Luces.
De regreso a Cuba ejerció como director y administrador de ferrocarriles
durante diez años, pero luego se consagró a la causa revolucionaria
anti-española. Dirigió el periódico independentista El País y participó
en los preparativos para el alzamiento de Yara en 1868. Pero al estar perseguido por los españoles tuvo que huir a New York, donde adoptó
la ciudadanía estadounidense. Organizó siete expediciones
revolucionarias a la Isla, la mayoría exitosas, e incluso publicó el libro
“Verdad histórica de los sucesos de Cuba”.
En Colombia reclutó cerca de sesenta voluntarios en el Estado del Cauca
en 1870, con quienes se embarcó hacia Cuba para unirse a las tropas
 mambisas. Pero poco después, en 1871, rompió con los
independentistas.
En 1874, tras una corta estancia en Perú, fue contratado para dirigir la construcción del ferrocarril de Antioquia, en Colombia. Es en este país
donde el ingeniero cubano se desarrolló como profesional a partir de 1874.
Son incontables las vicisitudes que sufrió atravesando selvas y pantanos
para lograr la construcción de líneas férreas. Su duro trabajo en este departamento se vio interrumpido varias veces por guerras civiles.


  Bono de empréstito interno del ferrocarril de Antioquia.

En 1884 fundó "Cisneros y Cia." para construir los ferrocarriles de
La Dorada y de Girardot. Ayudado por inversionistas y técnicos franceses
 y estadounidenses realizó más tarde el ferrocarril del Pacífico (entre Cali
y Buenaventura). Restableció la navegación por el Alto Magdalena
y dirigió la construcción de otros ferrocarriles como el de Barranquilla-
Puerto Colombia, así como otros tramos de líneas férreas que quedaron
inconclusos.

                                                    Teatro Cisneros en Barranquilla.

En 1893 dio al servicio el extenso muelle de Puerto Colombia y el tranvía
de Barranquilla; Cisneros también fue propietario del ferrocarril de Bolívar.


                                              
Muelle de Puerto Colombia en Barranquilla



En 1878 creó la "Sociedad Agrícola y de Inmigración" encargada de colonizar
las 200,000 hectáreas de baldíos en Antioquia.
Su obra se extendió además a la navegación a vapor para transportar
pasajeros y correo. Fue socio mayoritario de la "Compañía Colombiana de Transportes", que importó modernos barcos a vapor en el río Magdalena.
Creó varias compañías que operaron por el canal del Dique, el río Nechí
y el bajo Cauca.


Vapor Emilia Durán, de su propiedad.

Pero perdió considerables capitales en el negocio de los vapores por el
río Magdalena. Muchos barcos se malograban y, con ellos, los cargamentos
con rieles para los diferentes ferrocarriles que tenía contratados.


Escudo del municipio Cisneros

Cisneros regresó a Estados Unidos, donde era miembro de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles, y en Nueva York montó una oficina de ingeniería civil. A partir de 1895 se vinculó nuevamente al proceso independentista de Cuba y lo apoyó financieramente hasta su muerte
el 7 de julio de 1898.

 







sábado, 7 de julio de 2012

“Jean Pierre de Iberville, el pirata canadiense que murió en La Habana”

“Jean Pierre de Iberville, el pirata canadiense que murió en La Habana”

Por: Taimí Antigua Lorenzo

El Memorial de los Valientes es un monumento situado en Ottawa, la capital canadiense, para honrar a catorce importantes figuras de la historia militar del país. Consta de nueve bustos y cinco estatuas de tamaño natural, hechas por los artistas Marlene Hilton Moore y John McEwen. Fue instalado alrededor de las escaleras Sappers, un paso subterráneo al noroeste del Palacio de la Confederación. El monumento fue entregado por la Gobernadora General de Canadá, Michaëlle Jean, el 5 de noviembre de 2006.


Pero lo que pocos saben es que uno de los héroes ahí representados, Jean Pierre le Moyne de Iberville, también tiene su estatua en La Habana. ¿Por qué? Pues porque este insigne pirata/conquistador murió allí a los 45 años, víctima de una epidemia de fiebre amarilla que asoló la ciudad en 1706.


Iberville fue un hombre de leyenda, recordado principalmente por haber sido el fundador de la Louisiana francesa. Aunque nació en 1661 en Montréal, sus ancestros se remiten a la antigua nobleza normanda. Su padre fue gobernador de Montréal y su hijo Pierre formó parte de la milicia de Francia y dirigió victoriosas campañas contra los ingleses posesionados de varios establecimientos franceses en Norteamérica.


Hazaña tras hazaña, Iberville fue tejiendo su leyenda de militar, navegante y colonizador. Remontó el curso del Mississippi. Descubrió el río Pacagulas, reconquistó los establecimientos creados por La Salle y fundó el asiento primitivo de la ciudad de Mobile, en la bahía de igual nombre, primera villa de la Louisiana francesa. De ahí que se le considere su fundador. Fue también conquistador del norte canadiense y de Terranova, y Almirante de la Armada Francesa.




Arribó al puerto habanero en al año 1706 en su navío El Justo para comandar una expedición contra los ingleses en territorios de la América del Norte, que debía salir rumbo a Charleston, Carolina del Sur, en el verano de ese mismo año. A tal fin, se reuniría con las huestes del entonces también recién llegado capitán general de la Isla, Don Pedro Álvarez de Villarín, quien tenía el propósito de cooperar con las fuerzas francesas de la Florida.
Pero cuando preparaban dicha expedición, ambos murieron a causa de la epidemia de fiebre amarilla y fueron enterrados juntos en la Parroquial Mayor, en cuyos cimientos se alza el Palacio de los Capitanes Generales.

En 1935, el señor Camilien Houde, alcalde de Montréal, envió una tarja de bronce dedicada a su memoria que, expuesta en la Catedral de La Habana, señala -por cierto- erróneamente, que los restos de Iberville yacen allí. Otra tarja fue colocada en el interior del Museo de la Ciudad de La Habana, donada por funcionarios de la Misión Francesa y del Comité Francia-América en 1937.

Una estatua suya en bronce se puede ver en la entrada de la bahía habanera, cerca de la Fortaleza de la Punta, como si ordenara a sus naves echar velas rumbo a su amado Québec.